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Arqueología

PIEZA DEL MES

PLAZA DE ESPAÑA

Es el corazón de la ciudad, centro histórico, social y lúdico de los ecijanos, probablemente desde el siglo XV. Está asentada encima de importantes restos arqueológicos, integrados en el pavimento se conservan un estanque romano y fragmentos del templo dedicado al culto imperial datados en el siglo I. De la posterior ciudad árabe que se asentó en la zona, fueron hallados enterramientos musulmanes colectivos.

Desde época medieval, se configura como una plaza con soportales la manera castellana, donde su perímetro está cercado por monumentos miradores, entre ellos destacamos los de la acera de los franciscanos, los de Peñaflor y Benamejí, así como la decimonónica fachada de la Casa Consistorial.

ESTANQUE ROMANO

Originalmente existía un templo romano sobre podio que estaba orientado hacia el Sur, donde se encontraba el foro colonial. A su espalda se localizaba un estanque monumental, construido también a finales del siglo I a.C., que se ha conservado prácticamente intacto

En su interior, se ha localizado una rica evidencia arquitectónica, epigráfica y escultórica, que actualmente se puede contemplar en las salas del Museo Histórico Municipal de Écija. Entre las piezas recuperadas en el estanque hay que destacar un lote llamativamente numeroso y homogéneo de escultura ideal, para el que se ha propuesto una cronología hadrianea. Hallazgo de la amazona herida dentro del estanque (117-138 d.C.) y origen en la misma Atenas.

Dentro de este conjunto, que presumiblemente decoraría la explanada a cielo abierto situada a la espalda del templo sobre podio, destaca la amazona tipo Sciarra, en mármol pentélico, primera vez que se documenta con seguridad en Hispania el tipo escultórico de amazona atribuido a Policleto o Crésilas, que ha sido exhumada prácticamente intacta, conservando incluso restos de policromía.

Fuente: Sergio Gracía Dils, Arqueólogo Municipal de Écija.

ALCÁZAR DE ÉCIJA (YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO PLAZA DE ARMAS

La zona más elevada de la ciudad, donde podemos encontrar restos turdetanos, romanos y restos de la muralla de un castillo musulmán, pudiéndose observar los niveles ocupacionales de Écija desde sus orígenes, hacia el siglo VIII a.C. hasta la actualidad. Conocido coloquialmente como El Picadero, los restos que mejor estado de conservación podemos encontrar son los de época romana.

Tenemos por una parte el famoso y ahora maltrecho mosaico de dos caras de Baco (en proceso de restauración) y por otra la intervención que está mostrando el descubrimiento de un edificio público romano en un fabuloso estado de conservación.

De época Almohade data la pérdida del valor estratégico del Alcázar de la ciudad marcó el comienzo de su proceso de destrucción. Todavía durante el siglo XVI se encuentran testimonios documentales de la labor del Concejo ecijano para contener la ruina que amenazaba a diferentes sectores del Alcázar, pero ya a partir del siglo XVII se opta por derribar aquellas partes que amenazaban la seguridad de los edificios inmediatos a la fortaleza. La situación de abandono de estas estructuras defensivas a finales del siglo XVII lleva a que el Concejo plantee la instalación de un picadero de caballos en el año 1700, lo que marcará el origen de su nombre popular, “el Picadero”. Este uso continuará a lo largo del siglo XIX, abandonándose ya en XX. A mediados de este siglo, comienza la ocupación del cerro por infraviviendas, proceso que continuará sin ningún tipo de ordenación hasta el año 1999, fecha en la que comienza a aplicarse un programa de reubicación y recuperación de este espacio público.

En el transcurso de esta Intervención Arqueológica se ha podido verificar que el primer asentamiento documentado corresponde a época tartésica orientalizante (s. VIII.VII a.C.), sin que pueda descartarse que se produzca en un momento anterior. Se documentan estructuras de mampuesto del periodo turdetano, en relación con un contenedor hidráulico (pileta) de posible uso ritual.

En el año 14 a.C. Augusto funda la Colonia Augusta Firma Astigi en el lugar de la vieja Astigi. Esto supuso un cambio importante en la concepción urbanística de la ciudad. En primer lugar hemos de suponer, y así parece deducirse del entramado urbano actual, que se procedió a la expansión de la antigua ciudad sobre la base de la creación de un parcelario urbano octogonal, según los criterios seguidos en las distintas fundaciones romanas de la época. Los ejes fundamentales de este parcelario vendrían establecidos por el kardo maximus , con orientación Norte – Sur y el decumanus maximus con orientación Este – Oeste, ambos documentados arqueológicamente en la ciudad. Las estructuras romanas detectadas en el Cerro del Alcázar, como era de esperar, se alinean respecto a estos ejes octagonales, situándose además en una situación privilegiada, elevada sobre la ciudad, a ocho metros sobre el nivel del foro y al sureste del mismo.

De época medieval islámica se detectan dos momentos claramente diferenciados. Por un lado, una pequeña necrópolis de época califal; por otro, la construcción de un castillo en época almohade, periodo detectado más en los materiales cerámicos que en la arquitectura, ya que fuera del recinto amurallado, no se ha localizado hasta ahora ningún tipo de compartimentaciones interiores.

Habrá que esperar a época medieval cristiana para encontrar numerosas compartimentaciones en el interior de la cerca de la Plaza de Armas, tras el asentamiento de las tropas cristianas en la alcazaba. La documentación escrita apunta también en este sentido.

La puesta en valor y musealización de un recinto amurallado como la Plaza de Armas de Écija, con una secuencia cultural tan amplia y unas proporciones tan notables (5.600 m2), pasa ineludiblemente por la consolidación in situ de las estructuras exhumadas, su restauración y, cómo no, su preservación de los agentes climáticos y el planeamiento de infraestructuras de accesibilidad. En este sentido, se ha acometido ya la restauración de estructuras como los muros turdetanos y mosaicos romanos aparecidos en el transcurso de la excavación. Asimismo, se ha realizado la cubrición del área excavada en 2001-2002, con un total de 450 m2. y de accesibilidad a la intervención arqueológica por parte del público gracias a la instalación de una serie de pasarelas centrales y perimetrales. Actualmente continúan las excavaciones que están mostrando el famoso edificio público romano del que iremos actualizando la información.

MUSEO HISTÓRICO MUNICIPAL. PALACIO DE BENAMEJÍ

En el Museo Histórico Minicipal destacan la interesante colección de piezas metálicas prehistóricas, las tres estelas de guerreros, la “Placa de Écija” (una pieza singular de orfebrería tartésica), espléndidos mosaicos romanos y esculturas como la “Amazona herida”, y las interesantes colecciones de inscripciones, capiteles, mosaicos o diverso material de uso doméstico de la época romana e islámica.

AMAZONA HERIDA

Entre los hallazgos arqueológicos relevantes de los últimos años, documentados en la provincia Bética, sobresale por su interés, mérito artístico y estado de conservación, una estatua de Amazona del siglo II d.C, copia de un original griego del siglo IV a.C. encontrada en el año 2002 en Écija, la antigua Astigi y posterior Colonia Augusta Firma, capital que fue del conventus astigitanus.

Este no fue un hallazgo fortuito ni aislado, sino que proviene de las excavaciones realizadas en pleno centro urbano de la ciudad actual, coincidente con la zona monumental de la ciudad romana. Actualmente se exhibe en el Museo Arqueológico Municipal de Écija.

En el momento del hallazgo se puedo advertir, que la obra había sido ocultada intencionadamente a comienzos del siglo IV d.C., pues estaba protegida por sillares de piedra y conservada en estado aceptable. De hecho, sólo se habían producido roturas en zonas frágiles como los pies, rotos por los tobillos, la mano izquierda, que pende al aire; o el fuste del pilar, en el apoya el antebrazo izquierdo. La restauración posterior nos la ha devuelto prácticamente íntegra, a falta tan solo de algunos fragmentos de dedos y con la particularidad de conservar restos de la antigua policromía en el pelo, ojos, chiton y pilar de apoyo.

MOSAICO DE LOS OCÉANOS.
Hacia el siglo IV d.C. Mosaico tardío que pavimentaba una habitación de una casa urbana (domus de la Astigi Romana). Presenta en el centro una cabeza de Océanos (Dios Barbado de enmarañada melena con un chorro de agua saliendo de su boca rodeado de cuatro pájaros sobre ramas de árboles- alusivos a las cuatro estaciones). La figura de Océanos tiene un cierto carácter protector de la prosperidad comercial y la buena fortuna.

MOSAICO EL DON DEL VINO.
Hacia el siglo II d.C. Magnífico mosaico polícromo, en el que se representan un cortejo dionisíaco y escenas relacionadas con el mito del descubrimiento de la fabricación del vino, regalo divino. Expuesto en el Pabellón de Andalucía de la Expo ’92.

MOSAICO DE LAS ESTACIONES DEL AÑO.
Segunda mitad del s. II d.C. o inicios del siglo III d.C. Singularísimo mosaico polícromo. En las esquinas se representan los elementos característicos de cada una de las estaciones del año.

MOSAICO DEL TRIUNFO DE BACO.
Segunda mitad del siglo II d.C. Fragmento de un mosaico de gran tamaño en cuyo emblema (medallón central) se representa a Baco en una cuadriga tirada por centauros y centauresas; alrededor aparecen figuras alegóricas de las estaciones del año y escenas de la mitología griega.

MOSAICO DE LAS NEREIDAS.
Segunda mitad del siglo II d.C. Fragmento de un mosaico marino que destaca por la amplia utilización de teselas de pasta vítrea (verdes, azules…).

MOSAICO DEL DOBLE RAPTO.
Siglo III d.C. Una doble y curiosa representación de sendos mitos de raptos divinos por Zeus-Júpiter: El rapto de Ganímedes con Júpiter transformado en águila y el de Europa, transformado en toro.

En Écija han aparecido más de 80 mosaicos romanos. Otros interesantes son El sacrificio de la reina Circe, el Triunfo de Baco (Museo Arqueológico de Sevilla), o el mosaico de escenas cirsence.